Esta semana UNICEF ha presentado el nuevo informe Infancia, adolescencia y bienestar digital, una actualización del estudio publicado en 2021. En esta edición han participado casi 100.000 niños, niñas y adolescentes de España, lo que convierte esta investigación en una de las más amplias y relevantes sobre tecnología, salud y convivencia digital.
El informe analiza cómo usan la tecnología los menores, cómo les afecta a nivel emocional y social, y qué riesgos y oportunidades encuentran en su vida digital. Los resultados son claros: la tecnología está cada vez más presente en su día a día… y también lo están los riesgos asociados a un uso sin acompañamiento.
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Claves para entender cómo acompañar a niños y adolescentes en un mundo cada vez más conectado
Datos destacados del informe
Uso temprano del móvil
- A los 10 años, el 41 % de los niños ya tiene móvil propio.
- A los 12 años, este porcentaje asciende al 76 %.
Redes sociales en edades tempranas
- El 78,3 % del alumnado de 5º y 6º de Primaria tiene al menos una red social.
- El 43,6 % está registrado en tres o más.
Acceso a la pornografía
- La edad media de acceso se sitúa en torno a los 11 años, una cifra que alerta sobre la necesidad de educación afectivo-sexual adaptada a la realidad actual.
Ciberacoso y convivencia digital
- El 25 % de los adolescentes afirma haber sufrido acoso escolar.
- Cerca del 10 % ha sufrido ciberacoso.
Violencia digital en las relaciones
- 1 de cada 3 adolescentes con pareja dice vivir episodios de violencia digital al menos una vez al mes (control, chantaje, presión, revisión del móvil…).
Mensajes de contenido sexual
- El 25,1 % ha recibido mensajes de carácter erótico o sexual.
- El 9 % afirma haber recibido presiones para enviar fotos o vídeos íntimos.
¿Qué significan estos datos?
Estos resultados muestran una realidad que familias, docentes y profesionales no podemos ignorar:
La tecnología forma parte de la vida de niños y adolescentes mucho antes de lo que pensamos. Y, aunque ofrece oportunidades educativas, sociales y creativas, también trae riesgos que afectan directamente a su bienestar emocional, su identidad y sus relaciones.
El problema no es la tecnología. El problema es el uso sin acompañamiento, sin educación y sin límites claros.
¿Qué podemos hacer desde casa y desde la escuela?
Más que prohibir, la clave está en educar y acompañar:
- Educar en hábitos digitales saludables.Establecer rutinas realistas: tiempos de uso, pausas, descanso, autocuidado y equilibrio entre actividades online y offline.
- Fomentar el pensamiento crítico y la autonomía. Ayudarles a identificar riesgos, gestionar la presión de grupo y tomar decisiones conscientes, reflexionando sobre las consecuencias naturales de sus actos a medio y largo plazo.
- Hablar de emociones y convivencia en el mundo digital.Conversar sobre cómo nos sentimos, cómo nos tratamos dentro y fuera de las pantallas y cómo afrontar conflictos, presiones o situaciones incómodas.
- Establecer límites claros, consensuados y coherentes.Normas habladas y adaptadas a su edad y madurez, que aporten seguridad, acompañamiento y una autonomía progresiva basada en la confianza y la comunicación.
Es momento de dejar atrás la nostalgia de “en mis tiempos esto no pasaba” y también el miedo que nos hace ver la tecnología como un peligro constante. La realidad digital está ahí, y eso no significa aceptar cualquier uso ni tampoco demonizar toda la tecnología. Significa tomar decisiones informadas sobre qué necesitan, para qué están preparados y cómo acompañarles en cada etapa.
Actuar desde la evidencia (y no desde el miedo o la inercia) nos permite entender los datos, escuchar a niños y adolescentes y construir entornos donde la tecnología suma cuando toca y se limita cuando no aporta.
Acompañar no es prohibir ni permitir sin más: es estar presentes, conversar, marcar límites coherentes y avanzar con autonomía progresiva.
Cada conversación, cada límite y cada hábito contribuye a su bienestar digital y emocional.
📎 Puedes leer el informe completo de UNICEF aquí:
https://www.unicef.es/publicacion/infancia-adolescencia-y-bienestar-digital